La niña Mala...
La transformación de Kuriko era notable. Parecía haber perdido diez kilos, era un esqueleto de mujer, había envejecido diez años desde la inolvidable noche de Tokio. Llevaba un saco raído, un pantalón de franela descolorido, unos zapatos gastados y sin lustre, despeinada y con las uñas mal cortadas.
Sus ojos habían perdido brillo, había en ellos algo de asustadizo.
-- Qué trabajo me ha costado llegar a verte --me dijo-- Por lo menos dime si te ha pasado la furia y me odias un poco menos.
-- De eso no vamos a hablar, ni ahora ni nunca, ¿para qué me has llamado tantas veces? Cuentame de tí, ¿Te ha ido bien?
-- ¿Tienes una amante? Con los años te has vuelto susceptible, Ricardo
-- ¿Desde cuando estás en París? ¿Qué haces aquí?
-- Fukuda me largo hace más de un año. Por eeso me vine a París.
--Nunca me hubiera imaginado verte así, tan deshecha.
-- Estuve bastante peor --reconoció ella En algún momento creí que me iba a morir. Las dos últimas veces que intenté hablar contigo fue para eso,. Para que tú fueras quien me enterrara...