La Niña Mala...
La llamada sobrevino dos meses y medio después, yo estaba en la ducha. Corrí al dormitorio y descolgué el auricular, dejándome caer en la cama mojado como estaba.
-- ¿Vas a colgarme también esta vez, niño bueno?
-- ¿Cómo estás niña mala?
Hubo un pequeño silencio...
-- Vaya, vaya, por fin te dignas contestarme, ¿a qué se debe ese milagro, se puede saber?
-- ¿Para qué me llamas --le pregunté-- ¿Para qué me has llamado tantas veces?
-- Necesito hablar contigo --dijo ella-- cambiando el tono.
-- ¿Dónde estás?
-- Estoy aquí en París, desde hace algún tiempo. ¿Podemos vernos un momento?
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