La Niña Mala...

   Sin embargo, pese a los angustiosos interrogantes, saber de la niña mala me llenó la cabeza de fantasías.

   "¿Seguías, pues, enamorado de tu escurridiza compatriota, Ricardo Somocurcio?

   ¡Sin la menor duda!

   La carta de Simón Toledano no llevaba remitente...Le escribí al departamento de recursos humanos.

   ¿Estaba ella viviendo en Tokio? Yo le había perdido la pista. ¿Podía enviarme su dirección, su teléfono? Me gustaría retomar el contacto con esa compatriota.

   Cuando por fin tuve en mis manos la respuesta , temblaba de pies a cabeza...Pasaba en una prosa cargada de pornografía, me describió las proezas amatorias de Mitsuko, por fin se ocupaba de mi encargo. La había visto sólo una vez, después de recibir mi carta...