En la calle Richelieu, mi madre estuvo a punto de ser arrollada por los fogosos caballos de una soberbia carroza. Cuál no sería su sorpresa cuando vio detenerse la carroza y bajarse al individuo que iba en ella. Y el hombre cargó a mi madre en la carroza, hizo subir a mi padre... "Coronel , he aquí a vuestro pequeño Bolivar"
Flora lo veía así. Lo recordaba así. Mejor aún, recordaba al Bolívar beligerante, imprudente, incisivo.
Un día van los Tristán a una comida con Bolívar, se habla con calor de Napoleón. Bolívar se levanta, "Bonaparte" -dice- ha traicionado la causa de la libertad, aspira a la tiranía.
Se produce un silencio de embarazo. Don Mariano Tristán cree que Bolívar debe abandonar París. No, don Mariano, no abandonaré París. Yo admiro los talentos militares de Napoleón, pero tiene el instinto del déspota.