La teoría de la evolución de Darwin, comprendió la naturaleza y los alcances de la gran síntesis y la aceptó. Optó por una oposición beligerante y por la defensa a ultranza de las explicaciones bíblicas sobre el origen del hombre y en general de las especies.
El clero, con el Arzobispo de Oxford a la cabeza, optó por la defensa a ultranza sobre el origen del hombre y en general de las especies. Además de esto, el darwinismo se vio enfrentado a una opinión pública que, de buena o mala fe, tergivezaba el sentido de la teoría.
Tópicos como el de que "el hombre desciende de el mono" han pervivido, sin reparar que lo único que se podía deducir con certeza de las teorías de Darwin era, que el hombre y el mono descienden de un mismo antepasado común.
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