Poco después de dejar el elenco de "Un Tranvía Llamado Deseo" el director francés, Claude Auland hizo a Brando una curiosa oferta, Queria que viera el paisaje europeo de la próxima versión de la novela de Stendhal, Rojo y Negro con la perspectiva de aparecer en el fieme, a cambio de ello él correría con todos los gastos del viaje, más trescientos dólares semanales. La única condición era que Brando permaneciera en el trabajo durante al menos tres semanas, tiempo que debería dedicar a considerar las posibilidades de aparecer en dicho filme.
A Brando no le entusiasmaba la idea de interpretar aquel filme pero sí le atraían unas vacaciones en europa.
A finales de junio de 1949, Eddie le llevó a puerto y lo embarcó en un trasatlántico, se cercioró de que llevara el pasaporte y esperó varias semanas el recibo de alguna postal
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