EL
ABUELO
15…
-- Podemos estar razonablemente seguros que la esposa y su galán estaban
complicados, pero probarlo es otra cosa. Al menos que consigamos pruebas
concluyentes contra ella.
¿Comprendes, verdad? Entonces mi padre añadió con calma:
-- ¿Por qué no decírselo a ella?
-- ¿Quieres decir, preguntarle a Soledad?
-- Claro, claro. Veamos lo que dice ella.
Al día siguiente fui a ver a Soledad.
-- Soledad, tengo que hablar contigo.
-- ¿Y bien? Murmuro…
-- Le dije todo, sin ocultarle nada.
Me escuchó con mucha atención. Su rostro no mostraba sus pensamientos.