PARÁBOLA DE
UN SOLITARIO…
Aquella noche no llegaba ningún ruido a
través de la puerta, la sirvienta entró llevando la sopa y la carne.
El inspector vivía físicamente sólo, y
espiritualmente…también. Él por su parte se sentía sólo. Fue al cobertizo,
movió el carricoche por el patio y enganchó el caballo.
Iba sentado tranquilamente en el pescante.
Había aflojado las riendas sobre el lomo del jamelgo…
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