CAÑASGORDAS 20
Hace ya un año que Daniel había desaparecido,
excepto Inés y Fermín, ya nadie lo nombraba. En julio ella debía marchar a
Popayán a tomar el velo de monja.
Inés estaba recostada sobre la baranda del
balcón con el pecho sobre los brazos, y viendo a ratos para un lado y a ratos
para otro, un perro viejo ladraba lentamente a la luna, el cielo estaba limpio
de nubes y la luna alumbraba el patio.
De repente en la puerta de golpe, alzaban
vuelo cantando unos pellares, esa era la señal de que habían sentido gente