El último de
los tres jinetes era un joven como de veinticuatro años, de color mulato, esto
es, entre blanco y negro, más negro que blanco, pero las facciones mas de
blanco que de negro. Cabalgaba en un trotón castaño, alto y doble, en la
cintura un largo cuchillo de monte llamado machete.
Las afueras de la ciudad ofrecían por ese
lado y a esa hora bastante animación; varios vecinos volvían de su trabajo,
bestias cargadas de plátanos y leña, mujeres con haces de leña en la cabeza,
arrieros con sus recuas cargadas de papas y anís.
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