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jueves, 19 de enero de 2017

    “¡a buena hora voy a aparecer con  hijo, a los cuarenta y dos años” ¿Qué dirá la gente?
    Poco importa. Buena falta me hacía un niño en la casa.
   Cuando cumplió catorce años, lo puso de aprendiz de carpintería por elección de él. Cuando el Padre propuso colocarlo en la casa de la hacienda, aceptó con gusto. Desde que llegó a la hacienda se hizo el niño mimado de todos. Las señoras que solían dar algún paseo a la caída de la tarde, lo tomaban por compañero.


                                                       

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