Erotismo...
El niño había brincado y estaba de pie en la cama, doña Lucrecia adivinó los ojos de su hijastro y se fijaba atónita en su busto. Pero Alfonsito ya la abrazaba. Ella sentía contra su cuerpo el cuerpo de su hijastro y pensó en un pajarillo.
Él de pie, sobre el lecho, era de la misma estatura de ella, la había enroscado cons sus delgados brazos y la besaba en la mejilla. Ella lo abrazó y también una de sus manos se deslizó bajo la camisa del pijama azul y lo acarició.
Doña Lucrecia sintió dos breves labios que se detenían sobre el lóbulo de su oreja, le pareció al mismo tiempo que la acariciaba. Sin que se percatara, una sensación diferente iba calándola de un confín a otro de su cuerpo, especialmente en los pechos, el bajo vientre, en el dorso de los muslos, en el cuello y los hombros.
Ella intentaba apartarse pero Alfonsito no la soltaba...