ESTIGMAS

                                LA  HERENCIA                                    

                                          11                                      

                         CONCLUSIONES    

   El señor Suarez estaba sorprendido por la cantidad de información.

   -- Hernán mostró una astilla de madera con las letras NN.

   -- ¿Ve? Es el final de una palabra. En lápices Johann Faber es la marca más corriente, está claro, solo queda del lápiz lo que sigue a Johann.

   -- Esta es la masa negra de que habló usted, parece haber granos de aserrín en ella. Le agradezco mucho que me haya llamado la atención sobre este asunto, señor Suarez.

    -- ¿A dónde  conduce esta puerta?

   -- A mi alcoba.

   -- ¿Ha estado usted ahí durante este asunto?

   -- No.

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                   LA  HERENCIA

                              10 …  

   -- No pudo –dijo Suarez, porque entró por la puerta lateral.

   -- ¿No oyó algunos pasos que huyeran por la escalera, cuando abrió la  puerta?

   -- No, no puedo decir que los  oyera.

   -- Bueno, el lápiz con que escribía no era corriente. Era de un tamaño mayor al normal, con mina blanda color azul oscuro y el trozo que le quedaba era sólo de una pulgada. Busque semejante lápiz, señor Suarez y tendrá a su hombre. Si añado, posee  una navaja grande y muy roma.

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                   LA  HERENCIA

                                9… 

   Hernán miró con afán la ventana, se acercó y poniéndose de puntillas, con el cuello estirado miró el cuarto.

   El profesor dio vuelta a la llave y nos hizo entrar en el cuarto.

   -- Me temo que aquí no hay señales –dijo Hernán. Bernardo parece haberse recobrado: ¿En cuál butaca los dejó?

   -- Ahí, junto a la ventana.

   -- ¿Junto a esta mesita?

   -- Lo  que ha ocurrido está muy claro. El hombre tomó las pruebas de la mesa central, las llevó hasta la mesa junto a la ventana, porque desde allí podía ver si usted llegaba, y escapar.

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                     LA   HERENCIA

                                   8…

 

    -- Nadie, salvo el impresor.

   -- ¿Lo sabía Bernardo…?

   -- No, seguro que no.

   -- ¿Dónde está ahora Bernardo?

   -- ¡Estuvo muy enfermo!

    -- ¿Dejó la puerta abierta? Bueno, -dijo- vamos a dar una vuelta, venga si quiere señor Suarez.

   La habitación del señor Suarez daba por una ventana al antiguo patio del viejo colegio, una puerta con arco gótico llevaba a una escalera.  En el piso de abajo estaba el cuarto del tutor. Encima había tres estudiantes uno en cada piso.

   Ya oscurecía cuando llegamos al sitio de nuestro problema.

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                          LA  HERENCIA

                                     7…                                           

                                  AVERIGUACIÓN    

   -- Me encantaría darle el consejo que sea, -dijo Hernán, ¿le visitó alguien después que le llegaran las pruebas?

   -- Sí, un estudiante que entró a preguntar algunos detalles sobre el examen.

   -- ¿En el que quería tomar parte?

   -- Sí.

   -- ¿Y estaban los papeles en la mesa?

   -- Me parece que estaban amarrados.

   -- ¿Nadie más en su cuarto?

   -- No.

   -- ¿Sabía alguien que estás pruebas estaban allí?

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                   LA  HERENCIA                                               

                               6

                                    

                                    HUELLAS    

   Encontré una masa negra  con motas de aserrín. Huellas que dejó el ladrón que cogió los papeles. No había huellas de los pies.

   -- Excelente –dijo Hernán- que recobraba el buen humor. La fortuna ha sido su amiga.

   Eso no es todo, mi escritorio tiene una bonita superficie de cuero que estaba sin rayas. Encontré un corte de unas tres pulgadas, un corte muy reciente.

   De repente me enteré que usted estaba aquí y vine derecho a poner el asunto en sus manos.  ¡Ayúdeme don Hernán, tengo que encontrar el culpable o si no aplazar el examen!

   Sobre todo, deseo arreglar el asunto en silencio y con discreción 

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                          LA  HERENCIA                                            

                                                     

                                   5…

                                           LA INCÓGNITA         

   -- Está en juego una gran suma de dinero, pues la beca es muy valiosa. Una persona sin escrúpulos puede correr el riesgo con tal de obtener una ventaja.

   Bernardo quedó trastornado con el incidente, se desmayó cuando se enteró que se habían enredado con los papeles, lo dejé mientras examinaba el cuarto con todo cuidado.

   Pronto vi que el autor del robo había dejado huellas entre los papeles arrugados. En la mesa, junto a la ventana había virutas de lápiz, también la punta de una mina. El ladrón había copiado con mucha prisa.

(97)

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                          LA HERENCIA                                                  

                                     4…

                                                 

                                          EL ASUNTO          

   Miré a la mesa y me di cuenta  que alguien había andado entre mis papeles. Yo los había dejado juntos, ahora los encontré dispersos, unos en el suelo, otros en la mesa junto a la ventana otros arrugados en el sitio dónde los había dejado.

    -- Hernán habló:

   Unas páginas en el suelo, otras en la mesa auxiliar junto a la ventana ¿y las otras ¿

   ¿Dónde dejó las otras? Por favor continúe

Alguien al pasar vio la llave puesta en la cerradura y entró, vio los papeles y metió las manos en el.

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                                  LA HERENCIA                                                   

                                         …3

    Ayer llegaron de la imprenta las pruebas, y tenía que revisarlas cuidadosamente. A las cuatro y media no había terminado, salí con el ánimo de refrescarme y tomar un café, así que dejé las pruebas en mi mesa. Estuve ausente más de una hora.

   -- Al regresar y acercarme a mi puerta me extrañó ver una llave en la cerradura, Imaginé que la había olvidado allí, pero al palparme los bolsillos encontré que la llevaba.

   El único duplicado que existía, que yo supiera, era la de mi mayordomo Bernardo, un hombre que trabaja conmigo hace diez años y cuya honradez está por encima de toda sospecha.

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                              LA  HERENCIA                                                   

                                        2…

    Este es un caso en que el prestigio del San Lucas es esencial, pedir ayuda a la policía es seguir un camino equivocado. Su discreción es prenda de garantía y usted es el único que puede ayudarme.

   El carácter de Hernán no había mejorado, asintió de mala gana, se fue acondicionando, mientras Héctor Suarez iba  relatando los hechos.

   Debo anticiparle, don Hernán, que mañana es el primer día de exámenes. Yo soy uno de los examinadores, mi materia son las matemáticas y el examen consiste en la solución de un problema que los estudiantes no conocen. Por esa razón se pone mucho cuidado en la reserva

ENIGMAS

                           LA HERENCIA                                     

                                      1

   Estaba  acompañando a Hernán Parra en la Biblioteca, cuando Hernán fue abordado por un conocido profesor del colegio San Lucas.

   Héctor Suarez, un hombre alto, delgado, de temperamento nervioso y de carácter excitable le dijo:

   Don Hernán, he tenido un incidente muy lamentable, permítame relatarle los hechos y le pido con suma expectativa que me ayude en todo lo que pueda.

   Hernán lo escuchó y le dijo: Estoy muy ocupado y no deseo distracciones. ¿Por qué no pide ayuda a la policía?

PARENTESCOS

                                   EL  ABUELO                                                      

                                           34…                             

   -- Debe ser muy tarde, tía Edith y Beatriz no han vuelto. Soledad murmuró, algo ha ocurrido.

   -- El detective Tavera abrió la puerta y entró.

   -- Lo siento, Tengo malas noticias, el carro fue encontrado, las dos ocupantes estaban muertas.

   -- En el arca del roble encontré dos cartas escritas por la tía Edith, una estaba dirigida al detective Tavera, decía: Acepto toda la responsabilidad por la muerte de Leonardo Arévalo y declaro que Manuela y Laureano son inocentes. Me hallo en pleno uso de mis facultades y tengo plena conciencia de lo que escribo.

PARENTESCOS

                                     EL  ABUELO                                                     

                                           33…

   -- ¿Sabes quién asesinó a tu abuelo? ¿Y quién te golpeó en la cabeza?

   -- Beatriz asintió

   -- No. No le diré nada a la policía. Creyeron que la culpable era Manuela, o Laureano. Yo sabía que no habían sido ellos…

   -- En ese momento entró la tía Edith, voy a llevarte en coche a comer un helado.

   Por último Soledad dijo:

PARENTESCOS

                                   EL  ABUELO                                                    

                                           32…

   -- ¿Cuánto durará todo esto? Preguntó la tía Edith.

   -- Contesté que no lo sabía Calculé que esto durará tres o cuatro meses. Beatriz había aparecido.

   -- Nannie ha sido envenenado.-Cómo el abuelo-comentó Beatriz.

   -- Tú la querías, ¿verdad?

   -- No mucho, siempre estaba regañándose.

   -- ¿Tú quieres a alguien, Beatriz?

   -- Quiero a la tía Edith, la quiero mucho.

   -- Ahora Beatriz, vasa contármelo todo, tú sabes lo que quiero decir, ¿verdad?

   -- Claro que sí. No soy idiota.

PARENTESCOS

                                 EL  ABUELO                                                       

                                          31…

   Alcancé a Beatriz antes que llegará al estanque.

   -- ¿No quieres saber lo que ha ocurrido durante tu ausencia Beatriz?

   -- ¿Sabías que tu abuelo le dejó su dinero a Soledad?

   -- Me lo dijo mi mamá. De todos modos ya lo sabía.

   -- El detective Tavera ha detenido a Manuela y a Laureano.

   -- Si, ya lo sé.

   -- Me interrumpió al oír la voz de la tía Edith que la llamaba autoritaria mente.

   -- A esa niña debemos cuidarla mejor de ahora en adelante.

PARENTESCOS

                               EL  ABUELO                                                          

                                        30…

   Una mañana estaba en el jardín con Soledad y Manuela, cuando llegó el detective Tavera en un carro de la policía.

   Manuela se quedó inmóvil. Son esos hombres creía que se había terminado todo esto.

   El detective hablo en tono oficial:

   -- Tengo una orden de detención contra usted, se le acusa de haber suministrado Eserina a Leonardo Arévalo  el 19 de septiembre. Es mi deber advertirle que todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra en el juicio.

   -- Vamos, señora Arévalo, nos iremos enseguida.

   -- ¿Qué le han hecho a Laureano?

   -- El señor Bravo también está detenido.

PARENTESCOS

                                    EL  ABUELO                                                         

                                          29…

   Estábamos contentos porque habían comunicado desde el hospital que las heridas de Beatriz eran menos graves de lo que se había temido y que la recuperación sería rápida.

   Estaba reunida la familia, intervino el abogado dijo: debo hacer una declaración, fue breve y conciso:

   Primero leyó la carta de Arévalo y luego el testamento.

   Mi impresión fue que todos lo encajaron bien. Lo único que lamenté fue la ausencia de Beatriz. Hubiera gozado mucho.

PARENTESCOS

                                  EL  ABUELO                                                     

                                          28…

   Eres tú, Carlos. Se trata de Beatriz, dijo Soledad

   -- ¿Qué le pasas a Beatriz?

   -- Tiene conmoción cerebral. Está bastante mal, dicen que no se salva..

   -- Recordé a Beatriz surgiendo de entre las cisternas y la ligereza con que había observado que “Había llegado la hora del segundo asesinato”. Aunque yo no tenía pistas sobre quien habría  asesinado al viejo Arévalo, era posible que Beatriz pudiera haberse enterado de algo.

   -- Recordé a ramita que había crujido en el jardín. Había tenido el presentimiento de que el peligro estaba cerca. Pero pensé que mis sospechas eran ridículas e irreales.

PARENTESCOS

                                    EL  ABUELO                                                      

                                           27

    -- ¡Hola Carlos! Has llegado pronto. Ha ocurrido algo extraordinario.

   -- Algo sin precedentes, afirmó el abogado.

   -- ¿Qué ha ocurrido?-pregunté

   -- Hace un año el señor Arévalo le confió un sobre sellado a su amigo de toda la vida, para que le entregara al abogado después de su muerte. Cuando el abogado abrió el sobre sellado y se enteró de su contenido, creyó su deber dejarnos saber el contenido del sobre. Se trataba de un testamento debidamente firmado, escrito de su puño y letra

   -- ¿Dispone de su fortuna?

   -- Así es, respondió el abogado. Por este testamento el señor Arévalo deja todos sus bienes muebles e inmuebles a su nieta Soledad Arévalo.

   -- ¡Extraordinario! – Comenté

   -- Impresionante -corroboró el abogado.

   -- Recordé la sonrisa de superioridad de Beatriz al decir “Los policías son estúpidos”

PARENTESCOS

                                     EL  ABUELO                                                            

                                           26…

   -- Todo lo que hemos descubierto en contra de la viuda y su amiguito es que él ponía ojos de corderito cuando ella le servía el café

   -- Bueno, don Carlos ¿Qué es lo que ha conseguido?

   -- Encendí un cigarrillo, me recosté en mi asiento y les conté todo. Roberto y su padre tuvieron una entrevista tormentosa el día de la muerte de éste.

   -- ¿De dónde diablos has sacado esto? No me dirás que a través de los criados.

   -- Lo he sabido por un detective privado.

   Mi padre consultó su reloj

   -- Le pedí que viniera-dijo- llegará de un momento a otro.

   -- ¿Roberto?

   -- Sí.

   Entró nervioso

   -- ¿Querían verme? ¿Han descubierto algo?

PARENTESCOS

                                    EL  ABUELO                                                          

                                             25…

  

   -- Beatriz, no te han dicho que es muy feo escuchar detrás de las puertas

   -- Claro que sí. Pero si una quiere enterarse de cosas  hay que es cuchar tras las puertas. ¿No crees? Yo sé muchas cosas y no pienso decirlas. Entonces cuando la policía esté completamente desconcertada, me presentaré y les diré: “Yo puedo decirles quien lo mató.

   -- Supongo que crees saber quién mató al abuelo.

   -- Sí, creo que lo sé, pero tengo que encontrar algunas pistas más. El detective cree que fue Manuela ¿verdad? O Manuela y Laureano juntos, porque están enamorados.

   -- No debes decir esas cosas, Beatriz

PARENTESCOS

                                EL  ABUELO                                                            

                                        24…

   -- De lo que sé. Sé muchas cosas. Me gusta saber muchas cosas.

   -- Mi abuelo fue asesinado ¿Lo sabias?

   -- Sí, lo sabía

   -- Fue envenenad con Eserina.

   -- Puede que sí.

   --  Ahora estoy haciendo de detective. Estoy reuniendo pistas.

   -- ¿Sientes que se haya muerto el abuelo?

   -- No mucho No lo quería mucho, no me dejo estudiar ballet.

   -- ¿Querías estudiar ballet?

   -- Sí y mamá me dio el permiso y a mi papá no le importaba. Pero mi abuelo dijo que yo no serviría.

   -- ¿Te gusta esta casa?

   -- No estoy muy seguro.

   -- Supongo que el tío Roberto y la tía Mariela ya no se marcharán.

   -- ¿Iban a marcharse?

   -- Sí, se marchaban el martes a un país del extranjero.

PARENTESCOS

                              EL  ABUELO                                                          

                                      23…

   El rostro recordaba el de un duende, redondo, con la frente abombada, el cabello peinado hacia atrás y los ojos negros y brillantes, estaban unidos a un cuerpo pequeño y flaco. Aquello me miraba muy seriamente.

   -- ¡Hola!, me dijo.

   -- ¡Hola! Contesté parpadeando.

   -- Soy Beatriz.

   -- Ya lo había deducido. Beatriz, la hermana de Soledad, tendría unos trece años.

   --  Tú eres el novio de Soledad, afirmó Beatriz. Pero has venido con el detective  Tavera. ¿Por qué has venido con él?

   -- Es amigo mío.

   -- ¿Sí? No me gusta. No pienso decirle nada.

   -- ¿Nada de qué?

PARENTESCOS

                                 EL  ABUELO

                                         22…

  

   El detective y yo subimos una escalera y seguimos a lo largo de un pasillo hasta llegar a un salón. Sentado delante de una mesa estaba un joven de unos treinta años y un muchacho de unos dieciséis. Laureano Bravo levantó la vista. Buenos días, detective, dijo con una voz que era casi un grito.

   -- Buenos días,-respondió el detective, ¿puedo hablar con usted?

   -- Sí, claro.

   -- ¿Quiere que me vaya? dijo el muchacho.

   -- Podemos continuar con la clase más tarde, dijo Laureano Bravo.

   -- La Eserina causó la muerte del señor Leonardo Arévalo.

   -- ¿Quiere decir que el señor Arévalo fue asesinado?

   -- Fue envenenado, afirmó el detective.

PARENTESCOS

                                     EL  BUHO                                                         

                                          21…

   -- ¿Vio a su suegro?

   -- La última vez que le vi fue el día anterior a su muerte. Tomamos café con él después de cenar.

   -- ¿Cuándo se enteró de lo ocurrido?

   -- Manuela vino corriendo.

   La puerta se abrió de nuevo y entró la segunda esposa de Leonardo Arévalo, iba vestida de negro, se movía con gracia e indolencia, el color negro la favorecía.

   -- Buenos días, señora de Arévalo -saludó el detective. Siento tener que molestarla.

   -- Supongo que es inevitable

   -- Si desea la presencia de su abogado, está en su derecho.

   -- ¿Debo hacerlo? No me gustan los abogados.

   --¿Ha descubierto algo?-preguntó.

   -- Podeos afirmar sin lugar a dudas que 

PARENTESCOS

                                 EL  ABUELO                                                       

                                          20…

   Roberto Arévalo volvió:

   -- ¿Qué hay detective? ¿Sabe usted algo nuevo? ¿De qué ha muerto mi padre?

   -- Ha muerto envenenado con Eserina.

   -- ¡Entonces fue esa mujer! ¡Lo asesinó a sangre fría…

   -- ¿Tiene alguna razón para afirmar eso?

   -- ¿Razón? ¿Quién iba a ser si no ella? ¡Nunca confié en ella, jamás me gustó ! Andrés Felipe y yo nos quedamos boquiabiertos cuando papá vino y nos dijo lo que había hecho. Mi padre era un hombre extraordinario. Tenía la inteligencia joven de un hombre de cuarenta años. Todo lo que tengo se lo debo a él.

   -- Debemos mantener la calma, Roberto, el detective necesita nuestra ayuda.

PARENTESCOS

                                 EL  ABUELO                                                       

                                        19…

   En lo alto de la escalera, una puerta cerraba el acceso al corredor. Había un timbre que el detective activó.

   Un hombre que debía estar tras la puerta, abrió con una rapidez sorprendente:

   -- Pasen, me marchaba ya, pero no importa. Pasen al cuarto de estar, llamaré a mi esposa. Esperen un segundo por favor.

    La esposa de Roberto Arévalo estaba de pie junto a la ventana. Supuse que tendría unos cincuenta años, tenía un rostro sencillo y unos ojos grandes y claros.

   -- Siéntese, detective. ¿Alguna novedad?

   -- La muerte fue producida por Eserina, señora.

   -- ¡De modo que fue asesinado!

   -- ¿Se llevaba bien con su suegro, señora?

   -- Muy bien.

   -- ¿Y Manuela de Arévalo?

   -- ¿Manuela? No la he visto mucho