LA HERENCIA
…3
Ayer llegaron de la imprenta las
pruebas, y tenía que revisarlas cuidadosamente. A las cuatro y media no había
terminado, salí con el ánimo de refrescarme y tomar un café, así que dejé las
pruebas en mi mesa. Estuve ausente más de una hora.
-- Al regresar y acercarme a mi puerta me extrañó ver una llave en la
cerradura, Imaginé que la había olvidado allí, pero al palparme los bolsillos
encontré que la llevaba.
El único duplicado que existía, que yo supiera, era la de mi mayordomo
Bernardo, un hombre que trabaja conmigo hace diez años y cuya honradez está por
encima de toda sospecha.
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