Las bocas estaban armadas de dentaduras ávidas. Sentían dramas vivos que conmueven el corazón.
La solterona vestía de una forma capaz de asustar al ángel de la guarda. Debió haber haber sido una joven muy atractiva. Según ella había cuidado a un anciano que al morir le había legado una pensión vitalicia.
El venerable Patricio, a duras penas se sostenía con el bastón. Mucha gente lo confundía con una sombra chinesca. La alta sociedad no acepta caras lívidas.
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