En el tercer piso vivía una solterona llamada Raquel, un ex industrial a quien los otros llamaban Leo. Oscar Croc al que los otros llamaban "Maestro", sobrenombre que le había puesto Raquel, la solterona.
Las otras habitaciones eran ocupadas por estudiantes y parejas que iban a pasar el rato. En la terraza había una buhardilla que ocupaban un criado y la cocinera.
Para descifrar el espectáculo deprimente que se vivía, bastaba con detenerse a observar la indumentaria de los habitantes
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