Brando continuó sus estudios con la señora Adler, y continuó saliendo con el mismo círculo de amistades.
Un día, a la hora del desayuno, Brando retiró la silla de la mesa de la cocina donde estaban comiendo, se puso en pie y con un pequeño impulso saltó por una de las ventanas que estaba abierta, Carlo se precipitó a la ventana y encontró a Brando balanceándose de una viga que sobresalía, Marlon levantó la cabeza y con una sonrisa dijo:
-- No te preocupes, estoy simplemente, relajándome.
Ahora ganaba setenta y cinco dólares a la semana, lo que no era suficiente para él y la mujer con quien se quería casar. No fue posible conseguir un aumento de sueldo para él. Aprendió pronto lo que valía una personalidad extravagante y abigarrada, rápida para adaptar a cualquier artificio que captará al público. Descartó por inservibles muchos de los rasgos de su personalidad.
Con la ayuda de Stella Adler, Harold Clurman, y Elia Kazan iban a producir la trágica historia de dos camareras de un bar, tenían dificultades con el reparto. Stella rogó e insistió hasta que Clurman y Kazan accedieron a hacer una prueba con Brando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario