Cuando la señora Van Cleve se enteró de la oferta, dijo a Brando que había leído la obra y que ella no tenía muy buen concepto. El no refutó esta afirmación pero aseguró que conseguiría convertir el papel en un verdadero espectáculo.
"Voy a pedir quinientos dólares"
"Pensé que Kazan iba a morir de infarto", había calculado unos ciento veinticinco. No obstante después de mucho regateo conseguí doscientos setenta y cinco dólares por semana.
Durante las primeras semanas Brando no hizo nada. Cluman despidió al resto de la compañía y ordenó a Brando que leyera un párrafo. Brando empezó a leer sin entusiasmo.
-- Más alto -gritó Cluman- Brando alzó la voz. Ahora grita, ordenó el director, -Brando gritó- Ahora grita mientras subes por aquella maroma, Brando subió por la maroma y gritó. Ahora revuelcate por el suelo y chilla. Brando se revolcó por el suelo y chilló. Entonces el director llamó a los demás actores y continúo el ensayo.
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