Pensé que quizá mi madre había sentido algo similar y cuando se percató de que mi padre y ella morirían juntos, en medio del terror del accidente, la alivió el saber que mi padre era ya suyo.
Manuel miraba la pintura y me miraba a mi, como queriendo explorar cada una de mis reacciones. Comimos un bocadillo en el restaurante, dónde servían según Manuel, la mejor sangría de Madrid. Me puso acalorada las mejillas, Manuel detuvo un taxi y le dio la dirección de su casa. En el recorrido nos sentamos muy cerca, percibía la tensión de su pierna cuando el taxi tomaba las curvas. No me aparté.
-- ¿Porqué tanto interés en Juana La Loca? ¿Cómo es que te dio saber tanto de ella?
-- Es de mi familia --dijo Manuel-- Mis ancestros se ocuparon mucho de ella. Crecí escuchando historias sobre ella. Quise saber, cómo historiador, la realidad. Separar los datos falsos que el tiempo acumula sobre un personaje-
-- No estás sola. Los seres humanos sabemos muy poco de quienes nos precedieron. Heredamos sus afanes pero no sus experiencias. Te aseguro que cuando termine de contarte esta historia, sentirás que has sido parte de ella, que Juana y tú no sois tan distintas la una de la otra.
Reviviremos a esa reina. Sólo así podremos comprender la y juzgarla con acierto.
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