Lulú
Acercó la boca a mi oreja,
-- ¿Le has comido la polla a alguien alguna vez?
Le miré a los ojos:
-- No
Se volvió a reclinar contra el asiento, yo me dí cuenta que el mundo se estaba viniendo abajo, el mundo se me estaba viniendo encima.
Humillé la cabeza, cerré los ojos, abrí la boca y decidí que no había nada malo en asegurarme
-- No me mearás, ¿verdad?
-- No, si tu no quieres
-- No quiero
-- Ya lo sé, era sólo una broma
Ya no podía volverme atrás, volví a humillar la cabeza y a cerrar los ojos, abrí nuevamente la boca y saqué la lengua
Pablo me puso una mano sobre la cabeza, en algún lugar de mi cabeza, lo suficientemente lejos para no molestar, lo suficientemente cerca como para hacerse notar palpitaba mi minoría de edad. La mayoría de edad estaba entonces en los veintiún, a mí me daba igual.
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