CLEOPATRA
--- Ahora vamos a nadar, -anunció súbitamente Olimpo-
--¡ Eso No! Yo no sé nadar.
Tardaron un buen rato en darse cuenta de que yo todavía me encontraba en la embarcación.
-- ¡Ahora, que esperas!, me gritó Olimpo -¡cualquiera diría que tienes miedo
-- ¡Salda de una vez! -me gritó Mardo- no está fría
Una extraña suerte de indiferencia se apoderó de mí. El agua mi enemiga, pero yo lucharía con ella, la sorprendería con mi reacción.
Sin pensarlo dos veces me arrojé. En el instante experimenté una sensación de terror y de victoria a la vez
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