Verdades...
Sé que es una locura continuar con este diario, pero escribirlo me causa una extraña emoción.
Hoy mi niña tomaba el sol en el patio trasero, pero su madre y otra mujer anduvieron incesantemente por los alrededores. Escogí una posición estratégica, sentado en la mecedora, apareció otra mujer con su madre, las dos en traje de baño de dos piezas. Mi amor, mi adoración estuvo un momento junto a mi. La veía como a la niña de la Riviera., pero más interesante, -con eflujos más ásperos- un olor tórrido que puso de inmediato en tensión mi masculinidad.
Allí se echó boca abajo y me mostró la pelusilla en la ondulación de su espinazo y tensas nalgas vestidas de negro. Era la nínfula más encantadora viva.
Paso mis días entre silencios y dolores. Debíamos ir a broncearnos al lago de las arenas pero la mañana degeneró en lluvias, la niña armó un escándalo.
Reúno las características del comportamiento sexual infantil de una niña; mandíbula firme, mano musculosa, voz profunda y sonora, hombros anchos. Sabía que la niña estaba cerca, la mamá no estaba en casa, estaba fuera de compras. Después de muchas maniobras la encontré en el dormitorio de su madre. Tenía un sucio en el ojo y se lo manoseaba tratando de quitárselo.
La sostuve con firmeza por los hombros, ella me dijo: los campesinos los sacan con la punta de la lengua...
--¿Quieres decir que lamen los ojos?
-- Si
--¿Te parece bien que lo intente?
-- Bueno...dijo.
Le pase mi lengua por el salado globo del ojo. Nunca había experimentado tanto paroxismo de placer, quisiera describirlo y no puedo. mi propio interés por ella me ciega, sólo puedo describir los rasgos de la niña con los términos más triviales; puedo decir que tiene un pelo castaño. los labios rojos, como un caramelo relamido, el labio inferior bellamente prominente. Ojalá hubiera sido fotógrafo, la habría hecho posar desnuda bajo una tenue luz
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