EL BLOG ES EL RESULTADO DE LA LECTURA DE OBRAS CON DIFERENTES TEMAS, DE DISTINTAS ÉPOCAS Y AUTORES.
Verdades...
Pero lo que me enloquece es esa mezcla de tierna y soñadora puerilidad y la desconcertante vulgaridad que me trae a la memoria recuerdos de las fotografías de revistas femeninas, y de las jovencísimas prostitutas vestidas de niña en los burdeles pueblerinos.
Y lo más singular es que la niña... mi niña, encarna la lujuria, una lujuria que tiene raíces clásicas que están por encima de cualquier cosa.
Anoche nos sentamos en el patio trasero, la señora Haze, la niña y yo. El crepúsculo se había convertido en oscuridad que invitaba al amor. Nos sentamos sobre almohadones amontonados en el suelo, la niña estaba entre la mamá y yo, se había metido entre nosotros con calzador.
La musa de la invención me tendió un fusil y lo disparé, era consciente de la proximidad de la niña y me aprovechaba de la oscuridad para tocar su mano... y su hombro, ella jugaba con una muñeca de trapo que no paraba de ponerla en mi regazo.
Me atreví a acariciar el vello de su desnuda pantorrilla, trataba de contener mi temblor mientras frotaba mi nariz con la de ella. La niña excitada me correspondió durante un buen rato hasta que su madre le ordenó que se estuviera quieta. Pero sabía que todo era inútil, el ansia de poseerla me enfermaba, me alegré cuando su madre anunció: Y ahora niña, debe ir a la cama.
El mal humor es característico del paso de la niñez a la adolescencia, pero la niña exageraba, era tosca, evasiva, grosera y desafiante, ¿Sabe que me gustaría? Si usted todavía sigue con nosotras en el otoño, le pediría que le ayudara con los deberes de la escuela.
Tuve ganas de decirle que me quedaría allí eternamente. pero estaba harto de Haze. De manera que me limite a gruñir sin comprometerme y me marché a mi cuarto.
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