Verdades...
¡Calla mona! Sólo mírame...
Se levanta y me abraza apasionada. Me siento a su lado y ella me habla.
A partir de ese momento se inició la sucesión de situaciones contradictorias. Continuaron otros incidentes que marcaron un camino sinuoso, un cambio de lugar de residencia, el inicio de una época laboral hasta cierto punto floreciente, continuó con la llegada de mi hija, la siguió una nueva separación y la decisión de cortar todo intento de unión marital. Lo cierto, las relaciones personales estuvieron matizadas por situaciones que fueron una amalgama de expectativas.
Me asomo al patio, el fonógrafo calla, el baúl está abierto y las cosas en desorden. Está echada en la cama con la ropa puesta. Temo que se vuelva loca...¡qué placer sentir su cuerpo de nuevo! ¿Durará esta vez?
Tengo el presentimiento de que no.
A partir de ese momento se dieron una serie de situaciones contradictorias. Empecé mi propósito por corregir la orientación de mi vida personal, lo que logré por momentos que no duraban mucho. Más bien se dieron situaciones negativas a medida que corría el tiempo.
Hoy por un momento me detengo, veo al lado del camino y acepto con nostalgia que no logré ningún resultado positivo, y que más bien las huellas que han quedado no son una gran cosa.
¡Calla mona! Sólo mírame...Por fin se queda dormida. La última imagen que tengo de ella fue en la ventana diciéndome adiós con la mano, Un hombre parado al otro lado de la calle. El reloj de la vida siguió su incesante recorrido y con él los acontecimientos, hubo de todo, positivo y negativo. A todas estas mi mamá murió, años después el esposo.
Despierto de un sueño profundo, una pálida luz se filtra en la habitación, vuelvo la mirada, es un poco después del amanecer
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