Verdades
La mona tiene hambre, lleva un vestido fino, pendientes extravagantes, nos sentamos en un salón y pedimos café caliente.
Mona está perdiendo los estribos, necesita un baño, necesita de lo otro. Necesita...Necesita...Necesita.
Seguramente hay mucho más que he debido tener en cuenta, en todo momento sólo quise los recuerdos y contarlos como yo los recuerdo, además estoy bajo la voluntad de Dios y ahora me ha entrado ganas por vivir y amar más. Por cierto no se oirá en todo lo que cuento un solo término obsceno.
Pero, para alivio de mojigatos, intentar suprimir o disimular determinados pasajes llamados afrodisíacos, obligaría a desistir del relato. El intelectual quizá objete el relato como un tempestad en un vaso de agua, que los varones adultos pasan por la peculiar experiencia descrita por el narrador. Claro que tampoco existirá ese relato.
"Mi padre, una persona amable y tolerante. A los treinta años se casó con la hija de un alpinista. Mi madre muy fotogénica murió a causa de un rayo cuando yo tenía tres años. Nada subsiste de ella en la hondonada de mis recuerdos. La hermana mayor de mi madre, casada con un primo de mi padre, sería en mi ámbito personal el ama de llaves. Alguien me dijo después que estuvo enamorada de mi padre y que él, despreocupadamente, sacó provecho de la situación en una noche de invierno y luego se olvidó de ella" Tenía ojos azules y una piel como de cera, escribía poemas y estaba segura de morir no bien yo cumplierra los dieciséis años...y aasí fue
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