EL HUÉSPED
27…
-- Mi marido, en sus días locos y encendidos
se había unido a una sociedad napolitana que estaba en relación con los
antiguos Carbonarios.
Cuando salimos de Nápoles, mi marido creyó que se los había quitado de
encima para siempre. Cuál sería la sorpresa al encontrar por la calle al mismo
hombre que le había iniciado en Nápoles, el gigante Gorgiano un hombre que se
había ganado en el sur de Italia el sobrenombre de muerte. Había llegado
huyendo de la policía italiana. Ya había creado una rama de esa terrible
sociedad.
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