UNA
BROMITA…
Chejov
Me toma
del brazo y
comenzamos un largo paseo cerca
de la colina. El
misterio por lo
visto no la deja en paz, ¿ Fueron dichas
aquellas palabras o no? ¿Sí o
no? Es una cuestión de
amor propio, de
honor, de vida, de
dicha; una cuestión muy importante, la más
importante en el mundo. Nádenka vuelve a dirigirme
su mirada impaciente, triste,
penetrante, y contesta fuera
de propósito, esperando
que yo diga
algo. ¡Oh, qué juego de
matices hay en este rostro
simpático! Veo que está
luchando consigo misma,
que tiene necesidad de decir
algo, de preguntar,
pero no encuentra las
palabras, se siente
cohibida, atemorizada, confundida
por la alegría…
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