PARÁBOLA DE
UN SOLITARIO…
Cuando volvía a la casa por las tardes,
sudando en verano y congelado en invierno se encontraba con su mujer. Se
preguntaba cómo había podido vivir tanto tiempo con una mujer que no amaba.
Normalmente ella estaba sentada tejiendo con
humildad diligente pero hostil y amarga.
--¿Comemos ya? -preguntaba
-- Si -decía él:
¿Por qué no había niños en la casa?
El inspector recibía abundante correspondencia, tenía un joven
secretario de nombre José. Al secretario bajo sus modales sumisos, el inspector
le había descubierto el afán de hacer
daño. Entre las cartas con amenazas llegaban unas que sospechaba eran escritas por él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario