PARÁBOLA DE UN SOLITARIO…
Tampoco
en la oficina dejaba de pensar en la
mujer que había conocido en la taberna. Él mismo no sabía que le pasaba,
trastornaba su conciencia.
Pasó aquel duro invierno y llegó la noche de
marzo y la excitación de los habitantes del pueblo. Esta vez la irrupción de la
primavera significaba algo distinto, en su corazón no se despertó ninguna
esperanza nueva.
El inspector volvió a casa desconsolado,
tres días después dio a luz su mujer
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