PARÁBOLA DE UN SOLITARIO…
En la taberna se permanecía caliente. Allí
se bebía, se jugaba a las cartas, se fumaba. El humo flotaba sobre la cabeza de
las personas. El inspector no era consiente que había ido a buscar una mujer.
El tabernero iba a la mesa del inspector de
vez en cuando. El inspector sabía que la mayoría de las cartas de denuncias
habían sido enviadas por el tabernero.
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