PARÁBOLA DE UN SOLITARIO
Se
veía a primera vista que el nuevo inspector no era viejo, ni débil, ni dado a
la bebida, sino fuerte y honrado. Sobre todo, honrado. Llegó en los últimos días de la primavera, los
pájaros trinaban aún en el aire. Recién llegado deambulaba por el pueblo, esperaba entender lo que el ambiente le decía, y el
ambiente le hablaba duro.
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