ORTEGA Y EL LIBRO
LO
QUE DIJO GOETHE 3
La distancia que existe entre un pensador
mediterráneo y uno germánico, volvemos a encontrarla entre una retina
mediterránea y una germánica. Los mediterráneos no pensamos claro…, vemos
claro.
En Cervantes esta potencia de visualidad
llega a tal punto, que no necesita proponerse la descripción de una cosa para
que entre la narración se deslicen sus colores, sus sonidos, su integra corporeidad.
Cuando de una página de Cervantes nos trasladamos a una de Goethe, percibimos
una radical diferencia; el mundo de Goethe no se presenta de una manera
inmediata. Cosas y personas flotan en la lejanía, son como el recuerdo o el
ensueño de si mismos.
Cuando una cosa tiene todo lo que necesita
para ser lo que es, aún le falta un don: la apariencia, la actualidad.
Para un mediterráneo la esencia de una cosa
no es lo más importante, sino su presencia, su actualidad, preferimos la
sensación viva de las cosas.
Los latinos han llamado a esto “realismo”
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