COSAS PARA CONTAR
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Rosa prosiguió con su chismorreo:
-- ¡Un muchacho de quince años! Parece
increíble pero es cierto. Cuando no se respeta la infancia, es que todo va muy
mal.
Lo que ha seguido ha sido una avalancha de
obscenidades, una explosión de insultos. Fue su madre la que vino a contármelo.
Mi consejo fue que debía poner al tanto de los hechos al notario y a su mujer,
y después actuar debidamente.
-- La ley debería castigar con mucho rigor
estos casos.
-- Si, pero
el muchacho se asustó, parece que ha intervenido el cura
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