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martes, 19 de diciembre de 2017

COSTUMBRISMO

                               EL SENDERO      3      
                                              

    No lejos, descubrí un pequeño taller. Resultó que el patrón había muerto hacía poco y la viuda llevaba el negocio con la ayuda de un oficial, pero necesitaba otro aunque la estrechez económica no se lo permitía.
   Y además no tenía donde ubicarlo en la casa. Sólo poseía una cabaña  a diez  minutos de la casa. Madame Arnulfi era una mujer sensata con un sano sentido comercial.
   Dado que no me importaba el dinero acepté un pequeño sueldo de dos francos a la semana, nos pusimos de acuerdo rápido en las otras condiciones.    La madame solicitó la presencia del primer oficial, un gigante llamado Druot que compartía el lecho con ella. Al día siguiente entré a trabajar en la casa de Madame Arnulfi.

   Ella cultivaba en pequeñas parcelas los narcisos o los compraba a los campesinos

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