BUENOS HOMBRES 3
…amenazaba
una tempestad en breve…
Odio
estos días, le dije: Son tonterías de quien piensa mucho en la vida, porque en
la muerte da miedo pensar. Como sabe me preocupo por la vida de mi mujer. Nos
pusimos a escrutar el ambiente como si quisiéramos que por fin se descargase
ese cielo pesado.
El
hombre interrumpió para aclararme que también se llamaba Silva. Inmediatamente
pensé en nosotros dos como el anverso y el reverso.
En
este país todos somos Silvas, crecemos por ahí, como matorrales, como las
zarzas, somos silvestres. Sonreí como quien suplica una tregua, asintió con
cara de persona muy agreste sin ninguna educación.
No
me resistí a añadir: mire que somos gente educada, el me reprendió. Creí que
aquel Silva era un imbécil de los grandes, la irritación me hizo actuar en
contra de la voluntad de estarme quieto. El insistió; pero somos hombres
buenos, realmente lo somos. Métase eso en la cabeza, señor Silva.
Un
día seremos ciudadanos de un mundo, felices aunque sea por obligación.
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