BUENOS HOMBRES 2
Yo
estaba impaciente, a Laura no le daban de alta y los médicos iban y venían sin
que me atendieran ni por un minuto. El médico volvía a usar el bolígrafo en los
impresos que rellenaba.
Podemos
pasarnos toda una vida con los peores instintos, sólo los más incautos pasan a
ser mala gente.
El
volvió a dejar el bolígrafo, dio un rodeo interminable, después de la duda fue
directo al asunto.
En
un tiempo en que todos somos buenos hombres, la culpa tiene que alcanzar a los
inocentes. No soy un hombre piadoso. Si no le importa vaya a ver cómo está mi
mujer, ha ingresado hace ya dos horas por una indisposición después de la
merienda. Aquí todo va de cualquier manera, le manifesté.
Me
bastan los hombres, piense que creo yo. Echamos mano de lo que dice el pueblo y
hablamos por hablar, sin pensar.
Era
un día turbio, de una claridad espesa que quemaba los ojos.
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