TRES
DOMINGOS POR SEMANA 13
… En Kate, empero, tenía una amiga leal, y
no lo ignoraba. Era una excelente muchacha, que me había prometido gentilmente
ser mi esposa (con pecunia y todo), siempre que me as arreglara para obtener el
consentimiento de mi tío abuelo.
¡Pobre niña! Tenía apenas quince años y, sin
ese consentimiento, su escaso capital no le sería entregado hasta después de
que cinco interminables veranos “arrastraron consigo su lenta duración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario