TRES
DOMINGOS POR SEMANA 12
Desde que cumplí un año hasta los cinco, me
aplicó constantes y regulares azotainas. De los cinco a los quince, me amenazó
a cada momento con enviarme a un reformatorio. De los quince a los veinte, no
pasó un día sin que prometiera desheredarme hasta el último centavo. Cierto es
que yo era una buena pieza, pero esto formaba parte de mi naturaleza y valía
como un artículo de fe
No hay comentarios:
Publicar un comentario