Leila
El convento de las monjas Agustinas, comunidad británica establecida en París, afinó lentamente a la ardiente muchacha.
En los años decisivos de su infancia, Aurore dedicó a su loca y seductora madre un gran afecto. Siempre conservó el gusto por su lenguaje. Hallará explicaciones para su conducta, el sufrimiento de haberse visto apartada del más grande amor de su vida ocupará el primer lugar en su corazón y determinará su actitud.
En aquel universo cruel, el convento le pareció un oasis maravilloso
Fue una extraña impresión encontrarse nuevamente en Nohant, compartiendo con un hombre el lecho que fuera de su abuela. Pero Aurore quería encontrar la felicidad en el matrimonio.
-- "Yo era pura entonces" --dice más tarde-- estaba todavía impregnada de moral conventual. En realidad, la misma Aurore no sabía lo que pasaba.
Casada en septiembre, a principios de octubre estaba en cinta y estaba en ese estado que acompaña los embarazos. A menos que se trate de un monstruo, el orgullo hace a todo marido solicito y bueno para con la mujer que espera un hijo suyo.
Aurore exigía bombones
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