Cleopatra
Me permitirían vivir siempre y cuando me mantuviera en un oscuro segundo plano.
¡Cómo si eso fuera tan fácil!
Me conformé con mis eunucos. Descubrí a Mardo.
Siempre que iba a la tumba de Alejandro, varios días seguidos coincidí con un niño que permanecía de rodillas delante del sarcófago, --debía .tener rodillas de hierro.
-- ¿Sabes quien soy yo? --le dije,
-- Sí, contestó, --eres Cleopatra la menor. No eres un personaje de segunda fila.
-- ¿Y tú, quién eres?
-- Me llamo Mardo --contestó.
-- ¡Ah, eres un eunuco
-- Sí, dijo sin pestañear.
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