Cleopatra
Era bueno tener amigos que vivieran una existencia segura, pues en los aposentos infantiles de palacio, la vida era todo, menos eso. Yo disfrutaba de más libertad porque era la mayor.
La edad estaba empezando a mostrarse en mí llamando la atención con mi madurez --y haciendo de mi una herramienta política a medida que la naturaleza configuraba mi cuerpo.
Coincidiendo con la ida de mi padre para Roma empezaron a producirse en mi cambios. En primer lugar dejé de crecer, los brazos y las piernas empezaron a llenarse. Mis labios se ensancharon y se me agrandó la boca. El rostro se estaba convirtiendo en en de una mujer adulta. Mi rostro albergaba pensamientos de mujer adulta
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