Raramente apreciamos los talentos de las mujeres a las que consideramos bellas. La belleza es considerada como una virtud pasiva, un atributo otorgado por la naturaleza que no implica ningún esfuerzo por parte de quien lo recibe.
Sin embargo la contradicción que entraña esa forma de pensar se forma cuando ese argumento supone un peligro para los hombres. Se acusa a las mujeres bellas de emplear artificios para engañar y enreda a sus admiradores. Esta argumentación va acompañada por la idea de que la belleza es algo meramente superficial
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