Marie Dupiesse cuando era una trabajadora de no más de quince años, el único día que tenía libre en el taller donde trabajaba, estaba hambrienta y se había detenido muy cerca de un puesto dónde vendían patatas fritas. No tenía dinero..
La suerte quiso que un caballero pasara por allí en ese instante y que complaciera el deseo de Marie. Nestor Roqueplan más tarde trataría la Dupliese para convertirla en la mujer mejor vestida de París. El vio en su primer encuentro que ella vestía harapos y devoraba sin delicadeza las patatas que le había comprado.
Haber experimentado la privación extrema antes de acceder al lujo le dio a la Dupliese un secreto aplomo. No bajó los ojos rehuyendo los de él ni se apresuró a complacerlo. Sencillamente le devolvió la mirada
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