Delta...
Poco a poco se le hinchan los pechos, las piernas se le tensaban al menor contacto. Su cerebro empezó a bosquejar imágenes que humedecieron sus mucosas que buscaban sincronizar en su cuerpo, las ondas subían desde las rodillas resonaban en la piel de sus muslos.
Despacio, su mano derecha deslizó vientre abajo hasta llegar al pubis...en aquella penumbra nadie podía verla. Las yemas de los dedos ahuecaban la seda de la falda que apenas permitía que abriera las piernas.
Enmanuelle aspiró a que cediera el clamor de su cuerpo. Trataba de demorar el fin, pero no pudo. Gimió, infundió al dedo el impulso que conduce al orgasmo. Casi inmediatamente, la mano del hombre se posó sobre ella. Sin aliento sintió que se le anudaban los muslos y los nervios...era como si un chorro de agua helada le hubiera caído en pleno vientre.
No tuvo miedo, ni se sintió sorprendida, tampoco sintió la menor culpabilidad por haber sido descubierta. Se había limitado a registrar los hechos...
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