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domingo, 9 de enero de 2022

EL BÚHO AGRADECE LOS COMENTARIOS QUE HA RECIBIDO Y ESPERA CON EXPECTATIVA LOS QUE DE SEGURO LLEGARÁN.


Verdades...

La niña arrebató de mi mano la revista que tenía abierta. La ojeo con ansiedad en busca de algo que deseaba mostrarme.

Al fin lo encontró. Me fingí interesado y acerque mi cabeza a la suya hasta el punto que su cabello rozó con mi sien y su brazo acarició mi mejilla cuando se limpió la boca con el dorso de la mano.

La revista cayó al suelo, la niña se echó hacia atrás y se apoyó en el ángulo del sofá luego, como quien no quiere la cosa, la niña extendió sus piernas sobre mi regazo. Para ese momento yo estaba en un estado de excitación que lindaba con la locura. Sentado en el sofá me las arreglé para ponerme en contacto con la niña y sus manifestaciones..

En mi parloteo me puse a recitar la letra de una canción por aquel entonces muy popular. El caso fue que la niña parecía hechizada. Mientras ocurría todo esto, yo sentía miedo de que sobreviniera algo que interrumpiera mis movimientos, que alejara de mi  aquel peso dorado en cuya sensación parecía concentrarse todo mi ser y ese temor me indujo a moverme más deprisa de lo conveniente para conseguir mi gozo.

La niña hizo suyas las estrellas que brillaban y sus piernas se contorsionarón sobre mi, se repantigó contra el sofá hasta casi tumbarse. Sus inclementes piernas y su redondo y tieso trasero se movieron sobre mi...

Almorcé en la ciudad; hacía rato que  no sentía tanta hambre. Pasé la tarde paseando embelesado en la experiencia de la mañana. Me sentía orgulloso, había robado la miel de un espasmo y no le había hecho el menor daño, ella estaba a salvo y yo también... 

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