UNA
BROMITA…
Antón Chejov
- Deslicémonos hasta abajo,
Nadezhda Petrovna – le suplico- ¡Siquiera una sola vez! Le aseguro
que llegaremos sanos y salvos.
Pero
Nádeñka tiene miedo.
El espacio desde
sus pequeñas galochas
hasta el pie de
la helada colina le parece
un inmenso abismo, profundo
y aterrador. Ya sólo al
proponerle yo que siente en el
trineo o por mirar
hacia abajo se le
corta el aliento y está
a punto de
desmayarse; ¡ qué no sucederá
entonces cuando ella se
arriesgue a lanzarse
al abismo! Se morirá, perderá la
razón.
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