PARÁBOLA DE UN SOLITARIO…
En la Taberna de la Frontera nunca habían
visto tan seguido al inspector de pesas y medidas después del atardecer y menos tan alegre, la
imprevista llegada del inspector le causaba contratiempos al tabernero porque
los negocios que hacían en la taberna, todos eran ilegales, pero también se
alegraba de tener a un hombre tan severo en su casa. Llamó a su amiga para que
lo ayudara a atender al visitante.
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