ORTEGA Y EL LIBRO
LAS IDEAS 1
La
novela ha de ser lo contrario que el cuento. El cuento es la simple narración
de peripecias. El acento en la fisiología del cuento carga sobre éstas. La
aventura no nos interesa, a lo sumo, interesa sólo al niño interior que, en
forma de residuo todos conservamos. Es muy difícil que hoy quepa inventar una
aventura capaz de interesar una
sensibilidad superior.
Pero ahora llama la atención sobre un
defecto de análisis que nos hace atribuir nuestro aburrimiento en la lectura de
una novela a su “argumento” poco interesante. El que medita sobre ello,
reconocerá la imposibilidad de inventar nuevos argumentos interesantes.
No, no es el argumento lo que nos complace,
lo que nos deleita. Una narración somera no nos sabe, necesitamos que el autor
se detenga y nos haga dar vueltas en torno a los personajes. Entonces nos
complacemos al sentirnos saturados de ellos y de su ambiente, al percibirlos
cómo viejos amigos
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