3 EL ALFILER
Y así fueron
pasando los días, poco a poco ella se fue adueñando de sus pasos, de sus gustos
por lo que leía, pero él no se daba por
aludido. Las horas, los días, las semanas y los meses seguían su curso. Con esa
misma intensidad ella continuaba en su penetración moral, espiritual, física, y
romántica.
El seguía sintiendo pero no entendiendo.
Había un sentimiento que estaba arraigándose en él, pero él no lo identificaba
y mucho menos le ponía nombre y lo vestía con su verdadero ropaje.
“Enamoramiento”.
Era el verdadero alfiler clavado en lo más
profundo de su corazón.
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