SUBLIME 21
Ella entró en la habitación para ver a
Karenin, al sentir abrir la puerta levantó la cabeza y la miro. No podía
soportar aquella mirada cargada de tanta intensidad. No era una mirada
desesperada o triste. Era una mirada de insoportable confianza de ansiosa
interrogación.
Aquella mirada fue breve. Nunca le daban
dulces, pero le habían comprado chocolates que los puso junto a ella con un
cuenco con agua. Aunque estaba rodeada de chocolates no levantó la cabeza. Se
tendió en el suelo junto a ella, Karenin la olisqueo y le lamió la cara una o
dos veces
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